Faltan menos de tres meses para el verano y si ya estabas preocupada por tu cuerpo antes ahora que se acerca el momento de ponerte en paños menores la cosa se pone más preocupante aún. ¿Por qué seremos así? ¿Por qué es así nuestra sociedad? Por qué nos cuesta tanto sentirnos cómodas con nuestro cuerpo natural y real tal como es.

Un hombre tiene barriga grande y simplemente es chelero o un apasionado de la buena comida, pero si una mujer tiene una barriguita esta gorda o embarazada. Las mujeres tenemos mucha presión sobre nuestro cuerpo. Los estándares de un cuerpo «perfecto» están muy alejados de la realidad, más aún para las mujeres que somos mamás.

Antes tener curvas era un lujo, todas querían tenerlas, hasta habían productos para aumentarlas, hoy pasa lo contrario mientras más flaca eres mejor y hay productos y operaciones para lograrlo. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptarnos y querernos como somos? Nuestro cuerpo sano y tal como es nos permite vivir como lo hacemos, por eso en lugar de quejarnos y criticarlo debemos agradecer y cuidarlo como se merece.

Admito que estoy preocupada por esa pancita flácida que me quedó luego de mi segunda hija, es una panza que no puedo ni meter para esconderla (como si estuviera muerta esa parte de mi cuerpo). Cada vez que me miro al espejo es lo único que veo. ¿Por qué? Porque veo eso en lugar de ver el cuerpo de una mujer fuerte y determinada que trajo al mundo a dos hijos, que tiene fuerza para cargar y abrazar a los dos a la vez, que puede correr atrás de ellos cuando van en su scooter o bicicleta y que tiene energía para saltar y jugar con ellos como si fuera una niña. Si me enfocará en eso al mirarme al espejo ya esa panza flácida que no logró bajar pasaría a segundo plano.

Tengo el cuerpo que tengo porque ya no tengo 20 años, porque por meses tuve dentro mío a dos personitas que no solo transformaron mi vida sino mi cuerpo, porque me cuesta no comerme las sobras de la comida de mis hijos y porque no tengo el tiempo que quisiera para dedicarme a mi porque prefiero dárselo a mis hijos. La próxima vez antes de ser tan dura contigo misma y empieces a criticarte, mírate positivamente y siéntete feliz y orgullosa por todo lo que te permite hacer tu cuerpo con sus imperfecciones y todo.

Todas queremos vernos bien, de eso no hay duda pero el ejercicio y comer sano lo debemos hacer primordialmente para cuidar nuestra salud. No pierdas ese objetivo obsesionándote con el físico, con ese rollito en la barriga o ese poto que ya no tienes tan parado como antes, porque es cierto que ya no tienes el cuerpo que tenías antes pero nadie te quita lo bailado. Quiérete tal y como eres con tus michelines y todo.

Es sólo una reflexión que he tenido estos días y me provocó compartir.

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Escrito por kiki

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