Jugamos, nos divertimos, nos reímos juntos y la pasamos bien, pero no somos amigos. No puedo ser tu amiga por que soy tu mamá. Soy tu mamá y tengo la responsabilidad de ponerte límites, de enseñarte lo que está bien y lo que está mal, para que el día de mañana seas una buena persona. Para que sepas tratar con respeto al resto y puedas exigir lo mismo de vuelta.

No es fácil ser mamá, ni que te llamen “mala” o que te digan “te odio” o “ya no te quiero”. Es muy fuerte, pero son palabras que vienen del enojo y que realmente no las sienten. No te lo puedes tomar personal, están molestos porque estamos estableciendo límites y autoridad sobre ellos.

Un llanto desconsolado, un puertazo o un empujón con rabia son evidencia de que estás haciendolo bien, no te preocupes. No podemos ni vamos a ser siempre la persona favorita de nuestros hijos. Tienen derecho a estar molestos porque no pueden hacer lo que quieren, llorarán y gritarán, pero así es la vida no siempre salen las cosas como uno quiere y tenemos que aprender a manejar esas frustraciones.

Para educar tenemos que decir que “No” y muchas veces. Tenemos que poner horarios, poner reglas y eso es muy ingrato porque obviamente a ningun niño ni adolescente le va a gustar. En todo trabajo existen cosas que no te gustan, ser mamá no es una excepción a la regla, van a haber muchas cosas difíciles de hacer pero que finalmente traerán frutos. Todo gran trabajo es recompensado. 😉

Algun día mis hijos tendrán la edad y la madurez suficiente para entender el primer párrafo de este artículo y me lo agradecerán. Por ahora no me queda otra que ponerme fuerte y aguantar que me digan “Mala” porque no les doy todo lo que quieren, ni los dejo hacer lo que les da la gana. No me lo tomo personal, lo asumo como un aspecto de mi trabajo, y como una más de esas cosas que pasan cuando somos padres (como las malas noches, o que no se quieran bañar o lavarse los dientes, etc.)

Ya pasaremos por otra etapa de la vida en que seremos amigos de nuestros hijos. Cuando sean adultos y se hagan valer por sí solos, pero ahora (y por muchos años) dependen de nosotros para justamente enseñarles a valerse por sí mismos y a hacerlo de la mejor manera posible, es una gran responsabilidad.

Te amo, te quiero y te adoro pero hoy no soy tu amiga soy tu mamá.