Últimamente la frase que más repito es: “Joaquin necesito que me hagas caso a la primera”. Realmente me considero una persona bastante paciente (y mi esposo siempre me halaga por ello), pero a veces parece que hablo con una pared.  No puedo evitar preguntarme: ¿Por qué me hace esto? Soy súper chévere con él y siento que abusa totalmente de mi confianza y amabilidad.

Cuando Joaquin tenía dos escribí un post sobre los terribles dos (léelo aquí), si pensaba que eso era malo no es nada comparado con mi “pequeño adolescente de tres años» (threenager). No sólo está pasando por una edad donde ya deja de ser oficialmente un bebé para convertirse en un niño. Sino que sumado a eso compite por la atención con su hermanita de sólo un año, que cada día está más deliciosa, porque ya es una personita que hace gracias y conquista a todos, robándole el show a Joaquin.

Si el Joaquin de dos años vivía desafiándome el de tres no solo me desafía sino que además me contesta (porque ahora tiene un vocabulario más extenso, incluso a veces ya habla demasiado), me pone los ojos en blanco (“rolls his eyes” es el termino idóneo que no me sale en castellano) y me ignora cuando no tiene ganas de escucharme. ¿Qué se cree? Me indigna.

Esto de ser mamá no es nada fácil, hace poco un tío me dijo: “prepárate porque el nivel de estrés cuando son adolescentes es brutal”, no me quiero ni imaginar! Pero si hay algo que tengo claro es que la crianza es así; un constante sube y baja, atravesamos una etapa, salimos airosos y luego toca el siguiente reto. No se para nunca. Cada día quiero más a mis papás por todo los que hicieron y hacen por mi. Sin quitarles mérito igual creo a nosotros nos tocó más difícil, los niños de ahora tienen otros estímulos, desde que nacen están sobre estimulados con aparatos tecnológicos que están por todos lados. En nuestra época no existían (al menos no cuando éramos tan chiquitos). Lo que nosotros hacíamos cuando teníamos 15 ahora lo hacen a los 10, todo es mucho más acelerado e intenso.

Aunque a veces parezca que lo hacen por fregar, no es así, es parte de crecer, su vida es un constante descubrir. Están descubriéndose, sus emociones, sus gustos, sus sentimientos, su independencia y mil cosas más. En ese proceso nosotros somos un daño colateral totalmente inevitable. Muchas veces es agotador y desgastante, pero allí la empatía juega un papel clave y obviamente el no olvidarse que tiene sólo tres años por más de que algunas veces sea tan rebelde como uno de 16.

Luego de un arduo análisis (jaja) llegué a esta conclusión sobre por qué se porta tan mal conmigo . Sabe que mi amor es tan incondicional que se puede mandar cualquiera conmigo. Verlo así es de cierta forma muy lindo, conmigo tiene un nivel de confianza y seguridad que no tiene con nadie. Sabe que a pesar de ser a veces un pequeño tirano con su mamá ella nunca lo va a dejar de querer, el sabe que existe una complicidad única entre nosotros y que el amor de mamá es irrompible e incondicional.

¿Les pasa? Alguna tiene un threenager volviéndola LOCA!  Necesito vacaciones de las vacaciones de mi hijo!! jajaja

]]>

Escrito por kiki

    4 comentarios

  1. Gigi 12 enero 2016 at 11:54 Responder

    Yo aún no tengo uno as, aún estoy en los terribles dos años

    • lamamadejoaco 18 febrero 2016 at 12:17 Responder

      Jajaja tal vez tienes suerte y sus tres no son tan terribles

  2. Grace 12 enero 2016 at 13:05 Responder

    Estamos iguales!!! tengo uno de 3 y un bebe de 9 meses…y ando cansadisimaaaa!!!! mi hijo es un respondon, no quiere hacer caso y todo es a su tiempo y a su ritmo. Constantemente trato de sacarle la vuelta, y que haga lo que yo quiero pero es tan inteligente que hasta creo que se da cuenta, a veces me liga otras no. Y debo compensarlo (con algo significativo) para que haga algo.
    Pero feliz!!!!! jijijij

    • lamamadejoaco 18 febrero 2016 at 12:16 Responder

      Es una constante negociación la verdad que siendo mamá he desarrollado más habilidades que en cualquier otro trabajo de mi vida!

Deja un comentario